INTRODUCCIÓN
La tecnología de computación electrónica ha modificado de
manera importante la forma de trabajar de toda la humanidad. La dependencia que
tenemos en la actualidad de las computadoras es evidente. Sin embargo, los
sucesos han ocurrido con tal rapidez que se requiere de un análisis formal para
comprobar la magnitud de esa dependencia. Una manera drástica, pero muy
objetiva de ilustrarla, sería imaginar lo que podría suceder si de un momento a
otro se desconectara todas las computadoras en el mundo. Los efectos serían más
graves que los causados por una guerra. De inmediato, quedaríamos sin
transportes ni comunicaciones, los bancos cerrarían y no abría dinero
disponible, las transacciones comerciales que darían prácticamente anuladas, la
mayoría de las empresas dejarían de prestar sus servicios y muchas otras
detendrían su producción, grandes redes de suministro de energía eléctrica
quedarían deshabilitadas, los suministros de agua dejarían de operar, millones
de personas quedarían inactivas.
De ahí la importancia de las computadoras. Y si bien no
llegara a suceder dicha catástrofe, es innegable la frecuencia con que somos
víctimas de los errores que se comenten en los centros de cómputo. ¿Quién no ha
perdido horas esperando a que se restablezcan los servicios de algún banco a
fin de cobrar un cheque? ¿Cuantas veces no hemos acudido a aclarar un recibo de
cobro emitido erróneamente? Miles de trámites han quedado pendientes por falta
de información oportuna.
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